Historias que siguen sucediendo, y por ende continuarán.

Protagonizadas por empresarios inmorales, fiscalizadores ineptos y conductores autistas.

Me refiero a los accidentes y tragedias carreteras protagonizadas por buses interprovinciales, su mayoría en la Ruta 5, principal vía de circulación de Chile.

Algún idiota la puede calificar de normal por el alto número de frecuencias de viajes que tienen estas empresas, pero, en verdad, poco o nada se justifica.

Cada vez que ocurren estos hechos, saltan la autoridad, sabios y genios que anuncian cambios en el control y fiscalización de este medio de transporte. Declaraciones que solo quedan en el aire (aunque se me enojen algunos). Por ejemplo, la histérica afirmación de la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei quien amenazó con clausurar la fatídica empresa TUR BUS, quienes tienen una alta tasa de accidentalidad en las rutas del país, que da como resultado una cantidad importante de fallecidos, anónimos por cierto y donde nadie les repara el daño de perder a un ser querido a sus familias.

Siempre vemos en los noticiarios de televisión que en los fines de semanas largos, se llena de fiscalizadores del Ministerio de Transportes y de Carabineros, cosa que considero loable, pero que ojalá fuera todos los días. Y aquello no ocurre. Además, con responsabilidad, comento que muchas infracciones que se cursan por mal estado de los buses, las lineas las cancelan, pero siguen incurriendo en las mismas faltas.

Si no me cree, camine 10 minutos a en un Terminal, mire unas cuantas y se encontrará con que lo que escribo es real. Lo más facil es encontrar un parabrisa trizado o un neumático en mal estado.

Y así, se van de paseo y pueden recorren miles de kilómetros, cayendo en una estúpida irresponsabilidad, donde los únicos que pueden perder son los pasajeros, quienes pagan por un servicio y corren el riesgo de perder sus vidas por culpa de empresarios imbéciles.

Como viajo tanto por la Ruta 5 Sur, puedo contar variadas historias, como por ejemplo, un bus de la empresa TUR BUS, bajando la Ruta del Itata que conecta a Concepción, en zonas de pendientes y curvas pronunciadas, cuya velocidad máxima permitida es de 50 km/hora, circulan sobre los 90, utilizando ambas pistas. Mismo caso, lo hacen Pullman Bus  y Eme Bus.

Entre la zona de Santiago y San Fernando, Buses Andimar a 120 km/hora.Y así estos casos son diversos.

Resultados, volcamientos, choques por alcance y frontales. Muertes, heridos y secuelas varias de sus pasajeros. Y, por lo anterior, paga Moya. Porque no me vengan a decir que cancelar la estadía en un hospital o poner un bus a disposición de los familiares de las víctimas representa un pago. Es su obligación, pero ¿quien paga una vida?

Recuerdo que años atrás cuando uno viajaba en bus, éstos tenían que detenerse en casi todas las Tenencias de Carreteras a controlarse,  Hoy, eso no representa ni el 20%. Mala técnica.

Veo en la actualidad, incluso en algunos fines de semanas largos, que el control de Carabineros en las rutas, es bajo. No es como debiese ser. He manejado 500 kilómetros continuos, sin ver un solo radiopatrulla fiscalizando. Y eso que no soy ciego.

Empresas que abusan de sus conductores, con recargas de horas de trabajo, sin respeto a sus descansos, que se burlan de las normas laborales, también son agentes responsables. Pero este es un cuento de nunca acabar. Los denuncian, pero siguen bailando con la misma canción.

Todo lo anterior llama a una reflexión.

Para variar en Chile se actúa después de una tragedia. se toman medidas después del desastre. Y lo peor, es que muchas de esas parafenálicas decisiones, no se llevan a la realidad.

Por ejemplo, ¿se clausuró Tur Bus, tal como lo dijo la Ministra Matthei? ¿Aumentó el control policial en las carreteras? Porque parece que en Chile, los únicos caminos existentes son la Ruta 68 que une Santiago y Valparaíso o el peaje de Angostura. El resto, sálvese quien pueda y, a la cresta el resto.

¿Cuántos proyectos de ley sobre este tema duermen en el Congreso? Porque en ese edificio si que se ponen amarillo los papeles y se saca la vuelta.

Entonces que es lo que concluyo. Que en Chile, vivimos de la improvisación. Todo se soluciona con un parche, y después, volvemos a lo mismo. La ineptitud de los responsables de fiscalizar este tema, es grandiosa. Creen que porque salen con su chaleco reflectante para la cámara de tv, cuando hay una tragedia, son lo máximo.

Pero la realidad, es otra, la expuesta en este artículo.

Y agrego. Si se coimean  a más de alguna Planta de Revisión Técnica para que se las aprueben o le pasan un billete al funcionario municipal para que le consiga la licencia de conducir de una, y puede que tenga un historial de infracciones, este tipo de accidentes van a seguir.

Todos sabemos que empresas de buses utilizan formas truchas para seguir funcionando. El problema es que no hay control. Vean algún reportaje sobre el tema y verán que el impacto solo dura uno o dos días. El caso es que no son los programas de prensa los que deben denunciar, sino los entes fiscalizadores.

Lean, reflexionen y verán que estoy en la verdad.